Betania

“No sale de mi mente, especialmente en las mañanas”

Betania Hernández perdió a su hijo Edson Manuel (15 años) en 2010.

Antes no podía ni ver una foto de mi hijo, pero poco a poco he podido hacerlo. Hace un tiempo hasta le hice un video, me tomó como dos semanas, pero lo logré. Al video le puse una canción que dice: Yo te extrañaré/ tenlo por seguro/ fueron tantas cosas que vivimos juntos. Al terminar el video, se lo mandé a sus familiares y amigos. Todo el mundo quedó encantado y eso me gratificó. Durante 10 años Edson fue mi único hijo. Le di todo. Uno como madre se siente culpable de que esto haya pasado. Siento que pude haber hecho más y no lo hice. Edson no sale de mi mente, especialmente en las mañana. Él era la primera persona que veía cada día.

Fotografía: Carlos Terán

Ana Mercedes

“A veces disfrazo la tristeza haciendo cualquier cosa

Ana Mercedes Argüeyez perdió a su hijo Robert Alexis (20 años) en 2003.  

Robert siempre dormía conmigo y a veces cuando no teníamos sueño nos poníamos a echar cuentos. Él decía que iba a trabajar para mejorar la casa. Sus deseos eran que cada uno tuviera un cuarto. “Voy a luchar por la muerte de mi hijo”. Tuvo dos hijas: una tenía un año y un mes cuando él murió, y la otra no llegó a conocerlo porque falleció cuando la madre estaba embarazada de tres meses. Cuando me levanto cada día lo primero que hago es verlo porque tengo una foto suya en la peinadora. Me persigno delante de él, le pido a Dios que lo bendiga en el cielo y a mí en la tierra. Siempre le pido a Robert que me dé vida, salud y fuerza para trabajar por sus hijas. A veces disfrazo la tristeza haciendo cualquier cosa.

Fotografía: Roberto Mata

Bebeka

“Cuando nos matan a un hijo nos marcan como a las reses”

Burgos Bebeka Pichardo perdió a su hijo Taner (24 años) en 2010.

Cuando pierdes un hijo miras el sol con indiferencia, ese sol que sale todos los días aunque quieras estar a oscuras. Ese sol es indiferente a nuestro dolor y nos demuestra que la vida sigue aunque estemos muertas. A ese sol tú no le importas. Cuando nos matan a un hijo nos marcan como a las reses. Una de las cosas que me ha ayudado en este proceso ha sido actualizar el blog que he hecho en memoria de mi hijo. El blog se ha convertido en una ventanita por donde le hablo a la gente sin que me vean. A veces me quedo conectada atendiendo a madres de otras partes que me escriben para llorar y desahogarse. Cuando estoy en la computadora tengo que mostrar valor, porque ellas creen que soy una mujer valiente. Hago todo esto porque necesito que el nombre de mi hijo esté en todas partes, que nadie se olvide él.

Fotografía: Gustavo Burgos

Auristela

“Por qué Dios no nos permite morirnos dos veces”

Auristela Contreras Seijas perdió a su hijo Jonathan José (26 años) en 2002.

Jonathan jugaba básquet. Si estuviese vivo creo que se hubiese dedicado al deporte profesional. Cuando lo mataron había conseguido la oportunidad de jugar con el equipo Cocodrilos de Caracas. A veces me pregunto por qué Dios no nos dio la oportunidad de morirnos dos veces. La primera para aprender y la segunda para cuidar mejor nuestra vida. Como si pudieras ver una rayita en la pared que te recordara lo que pasaste y en qué te equivocaste, para que uno cuidara más de su vida a partir de allí. Ya no me importa lo que le suceda a la persona que lo mató, porque eso no me va a devolver a mi hijo.

Fotografía: Gregorio Marrero

Ana Isabel

“Lo recuerdo todos los días de mi vida”

Ana Isabel perdió a su hijo Carlos Alberto Palacios (25 años) y a su esposo, en la noche de año nuevo de 2010.

Aquella noche de Año Nuevo me tomé varias fotos con mi hijo y mi esposo. Recuerdo la risa bella y sonora de mi hijo. Mi muchacho me daba besitos a cada ratico y me decía que me amaba. A pesar de todo estoy agradecida, soy millonaria porque tuve la suerte de que ellos me amaran. Lo que me mantiene en pie es el regalo de 25 años de amor que me dio mi hijo. ¡Cuántas madres no sueñan con una familia como la que yo tuve! Lo recuerdo todos los días cuando me despierto, porque me levantaba a las 4:00 de la mañana para hacerle el desayuno. De esto hay que sacar una enseñanza: No pierdan la oportunidad de abrazar a sus hijos ningún día, porque podría ser el último.

Fotografía: Carlos Terán

Ana

“Me lo recuerda su ausencia”

Ana Gómez perdió a su hijo *Ricardo (31 años) en 2003.

Tengo cinco hijos pero de todos, él era el más querendón. Llegaba en la noche a la casa y me traía cualquier cosa y me decía: “Mami, te traje un caramelo porque no tengo para más”, pero aquello a mí me llenaba muchísimo. Él quería estudiar en un colegio de curas porque pensaba que así sería más fácil llegar a la universidad y yo no tendría que pagar ni medio. Como pudimos lo ayudamos y se fue a estudiar pero no se graduó. Sin embargo, apoyarlo en eso me satisfizo mucho. Ahora es su ausencia la que me recuerda cada día que no está con nosotros. Y lo peor es que hoy sufrimos algunas madres, pero mañana serán otras.

Fotografía: Marco A. Bello Guedex